En junio de 2007, tuve la suerte de conocer el restaurant de Pierre Gagnaire de la Rue Balzac de Paris.
Fue una experiencia sublime. Algo magistral. Desde el primer bocado hasta el último.
Ya los amuse-bouche marcaron la tendencia de lo que iba a presentar el Chef. Algo verdaderamente delicioso. El menú fue "in-crescendo"... todo estaba pensado y medido hasta en su mínima expresión.
Su versión del plato de queso fue algo impresionante: una visión única, con un "croque-monsieur noire" increíble!
Los tres postres que presentó eran magia dulce transformada en manjar.
La atención impecable, desde el sommelier hasta el último de los mozos. Las copas en las que sirvieron champagne, la vajilla, la mantelería... todo soñado.
Su restaurant de Tokio acaba de recibir su segunda estrella Michelin.
No cabe decir más.
Cuando estén "à Paris", visitar Gagnaire Rue Balzac, es un "must".
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